Houston, Texas, EEUU. – Circula un fenómeno insólito en el que satélites Starlink se han vuelto protagonistas de imágenes captadas por otros satélites, algo que hasta hace poco parecía prácticamente imposible. Este tipo de eventos se ha repetido dos veces en el último año, lo que revela cuánto ha cambiado la situación orbital en torno a la Tierra.
La primera ocasión ocurrió el 21 de agosto de 2025, cuando un satélite de observación terrestre de la constelación WorldView Legion estaba tomando una fotografía de la base aérea secreta de Dingxin, en el desierto de Gobi, al nordeste de China. La misión: reportar una imagen de alta resolución de esa instalación militar. Sin embargo, en la imagen se coló inesperadamente un satélite Starlink, que apareció con un efecto visual muy peculiar: su contorno se repitió en varios colores — rojo, verde, azul, infrarrojo cercano y pancromático
— lo que generó una especie de “fantasma” multicolor cruzando la imagen.

La segunda vez fue en abril de 2025, sobre Texas, donde otra imagen satelital — esta vez tomada por el satélite europeo Pléiades — captó algo similar: el mismo objeto (un satélite de la red Starlink) que cruza el encuadre y deja varias sombras/interferencias en distintas bandas de luz.
¿Por qué sucede esto? En gran parte es una cuestión de velocidad, de trayectorias orbitales y de la forma en que las cámaras satelitales capturan imágenes. Este tipo de satélite de observación no toma una sola imagen uniforme, sino capas separadas de distintas longitudes de onda (colores, infrarrojos, más una capa de alta resolución en blanco y negro), que luego se combinan. Cuando otro objeto se mueve muy rápido frente al campo de visión — velocidades relativas de aproximadamente 1.400 m/s — ese objeto aparece desplazado en cada capa, lo que provoca ese efecto multicolor o fantasmagórico.

El hecho de que ambas veces haya sido un Starlink no es extraño al azar. SpaceX ya tiene más de 8.300 satélites Starlink orbitando, muchos de ellos ubicados en órbitas bajas para ofrecer conexiones a internet con baja latencia. Esa misma órbita es usada por numerosos satélites de observación terrestre, lo que incrementa la probabilidad de cruces involuntarios.
Lo que al principio se consideraba una curiosidad extrema, hoy empieza a convertirse en parte de la “nueva normalidad” orbital: más objetos, más trayectorias cruzadas, más posibilidades de que algo “se cuele” en la foto de otro. Y aunque estos episodios son visualmente llamativos, también son un recordatorio de que la órbita baja terrestre está cada vez más congestionada, lo que plantea desafíos reales en términos de vigilancia espacial, gestión de tráfico orbital y riesgo potencial de colisiones no deseadas.