Ciudad de México – En una sesión de la Comisión Permanente del Senado que culminó con el Himno Nacional, se presenció un hecho sin precedentes: Alejandro “Alito” Moreno (dirigente nacional del PRI) agredió físicamente a Gerardo Fernández Noroña, presidente de ese órgano, así como a colaboradores del senador morenista.

Las agresiones ocurrieron justo al finalizar los trabajos legislativos del segundo receso del primer año de la LXVI Legislatura. Moreno subió a la tribuna molesto por no haber podido participar en el debate político, subió hasta el lugar de la Presidencia de la Mesa Directiva para reclamarle al morenista. Toda la acción se realizó mientras se entonaba el Himno Nacional y, según videos difundidos, Moreno comenzó a empujar a Noroña, quien trató de contenerlo.

La situación escaló rápidamente: Moreno propinó puñetazos, derribó al fotógrafo Emiliano González —que sufrió múltiples lesiones— e incluso lo pateó estando en el piso.

Moreno profirió insultos graves hacia Noroña, como “te voy a romper la madre”, usando lenguaje homofóbico y golpeó también a uno de los auxiliares. En su defensa pública, Moreno ha intentado culpar a Noroña del primer empujón.

Antes de salir corriendo del salón de sesiones, el senador morenista también recibe un zape del diputado del PRI Carlos Gutiérrez Mancilla, quien lo jala de su chamarra y le lanza insultos.

El enfrentamiento entre Moreno y Noroña no es solo un altercado aislado, sino un símbolo de la intensificación de la confrontación política en México. Más allá de lo mediático y viral, el episodio deja heridas políticas, posibles procesos judiciales y un llamado urgente a restaurar el decoro institucional en el Congreso.

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