Ciudad de México. – En un paso sin precedentes para la inclusión digital en México, Telecomunicaciones Indígenas Comunitarias A.C. (TIC-AC), una iniciativa comunitaria originaria de Oaxaca, ha obtenido del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) una concesión de espectro que permitirá desplegar una red de voz e internet en trece comunidades marginadas de la Sierra Tarahumara en Chihuahua.
La resolución otorgada el 16 de julio de 2024 (P/IFT/160725/238) asigna a TIC-AC un rango del espectro en banda de alta frecuencia (HF) —entre los 5.73 y 5.9 MHz y 6.765 a 7.000 MHz—, específicamente apto para cubrir zonas escasamente atendidas por telecomunicaciones tradicionales.

El 27 de agosto de 2025, el IFT formalizó la concesión con vigencia de 15 años, consolidando este esfuerzo como una estrategia a mediano y largo plazo para mejorar la comunicación en áreas rurales.
El proyecto beneficiará a 101,844 personas, una población que vive entre los municipios de Batopilas, Bocoyna, Guachochi y Urique, zonas donde la infraestructura convencional llega con dificultad; en Urique, por ejemplo, a inicios de 2024 solo se reportaban 72 líneas fijas y un acceso celular activo. Ante esta realidad, la estrategia de TIC-AC emerge como una respuesta comunitaria, flexible y viable.

El sistema de comunicación está inspirado en modelos internacionales: se utilizará tecnología de radio de alta frecuencia similar a walkie-talkies o redes de emergencia, que ya ha sido implementada con éxito en la Amazonia brasileña. En una primera etapa se instalarán antenas, radios HF y fuentes de energía solar, y se impartirá capacitación técnica a las propias comunidades para operar y mantener la red.

Erick Huerta Velázquez, representante de Redes por la Diversidad, Equidad y Sustentabilidad A.C.—organización aliada de TIC-AC—subrayó que este modelo busca no solo dotar de conectividad, sino potenciar la autonomía comunicativa de los pueblos originarios: “[…] la conectividad esté al servicio de la autonomía de los pueblos. Que sea una red construida desde las necesidades locales”.

Este proyecto representa un hito histórico en las políticas de inclusión digital en México: por primera vez, una organización indígena gestiona de forma autónoma una concesión de espectro para atender comunidades en cuatro estados, del sur al norte del país. Al hacerlo, minimiza la brecha entre zonas remotas y urbanas, desafiando la limitada cobertura de la estrategia gubernamental “Internet para Todos”, y mostrando un modelo replicable para regiones indígenas como Jalisco o Nayarit.
Con un enfoque centrado en la justicia tecnológica, este logro no solo acerca el servicio de internet, sino también abre puertas a la educación, salud, comercio y la conservación cultural de comunidades que han sido históricamente excluidas.