Cozumel, Quintana Roo. — El Ayuntamiento de Cozumel ha declarado “ambientalmente inviable” la ampliación del actual muelle de cruceros operado por SSA Marine México, programada para aumentar la capacidad de recepción de buques desde tres hasta cuatro simultáneamente.
El proyecto forma parte de una inversión de 882 millones de pesos (aproximadamente 44 millones de dólares), y contempla extender el muelle a 412 m de largo y 24 m de ancho, con una plataforma adicional del mismo tamaño. Se ha previsto también una partida de más de 5.5 mdp destinados a medidas de mitigación y compensación ambiental.

Sin embargo, activistas, residentes y autoridades locales —incluyendo el propio ayuntamiento— han expresado su oposición debido a los riesgos ecológicos. Argumentan que la ampliación impactaría arrecifes coralinos protegidos, como los del Parque Nacional Arrecifes de Cozumel y la zona Villablanca, sirviendo como colector de recursos genéticos.

Incluso se ha recabado una petición ciudadana y presentado recursos ante la Semarnat y Profepa señalando supuestas irregularidades en el proyecto y errores en la evaluación de impacto ambiental.
La preocupación aumentó luego del reciente récord de visitantes de cruceros en Cozumel, con más de 1.5 millones de pasajeros entre enero y marzo de 2025, lo que presiona aún más los ecosistemas marinos. La propuesta ha sido puesta en revisión por Semarnat, que está evaluando el resolutivo original a favor de la obra, emitido en diciembre de 2021, y que recientemente fue impugnado por vecinos y colectivos ciudadanos.

El Cabildo de Cozumel ha enfatizado que, más allá de la intención de mejorar la infraestructura turística, el costo ambiental y social haría la obra insostenible. Argumentan que el plan promueve un modelo de turismo masivo, que afectaría la economía local a mediano plazo al comprometer los recursos naturales que sustentan la actividad turística.
En conclusión, aunque la ampliación podría ofrecer beneficios inmediatos —como recibir más cruceros de gran tamaño y elevar la derrama económica local—, la resistencia institucional y social, sumada a la incertidumbre en el permiso ambiental, podría frenar o detener el proyecto. Se mantiene un proceso de revisión en Semarnat, y el activismo ciudadano continúa presionando para preservar el entorno natural único de Cozumel.